Cualquier sociedad, por muy avanzada que se presente, cuenta con tabúes que son, en muchos casos, salvaguardas para ciertos conceptos y tradiciones que son importantes de mantener. Aunque un tabú siempre se ve como algo peyorativo, un tema del que no se puede hablar o que se margina, en ocasiones esto suele ser solo un medio para autoprotegerse. ¿Es la pena de muerte un tabú? ¿Lo es el incesto? Hay situaciones que han llegado a ser tabú con el tiempo, mientras que hace siglos eran naturales, hoy ya no lo son tanto. Otros tabúes, sin embargo, están desapareciendo a la vez que se avanza y se progresa hacia un futuro mejor. Por ejemplo, la eutanasia siempre ha sido un tema muy polémico, y por tanto, también se ha generado un gran tabú en torno a ella, de manera que muchos no han querido siquiera tratarlo. Sin embargo, en los últimos años está cambiando, y ahora es un tema del que se puede debatir perfectamente.
Los tabúes sexuales siguen siendo en muchos casos una gran barrera para una buena parte de la población. A pesar de vivir en un mundo cada vez más sexualizado, no hablamos tanto de sexo como parece. En las conversaciones rutinarias, en las charlas cotidianas, el sexo guarda un lugar muy secundario. Más aún cuando tenemos ciertos fetiches que consideramos “especiales”, y que seguramente nos avergonzaría reconocer si lo ponemos en común con otras personas. Esos fetiches van desde ropa hasta relaciones en público, pasando por deseos que son adecuados desde el punto de vista social, por fijarnos en personas que no deberíamos. El tabú del sexo en familia, por ejemplo, se ha tratado en numerosas ocasiones en la literatura y la ficción, pero en la vida cotidiana es algo extremadamente prohibido. Se sortea, más o menos, con supuestas relaciones incestuosas con primas lejanas, que no entrañan tanta incomodidad. Sin embargo, hay un lugar en el que el sexo en familia sí que está tomando un cariz mucho más intenso: el cine porno. De las madrastras a los hermanastros, el porno en familia está siendo cada vez más popular.