La televisión siempre está buscando nuevos personajes con los que animar su parrilla. Las cadenas han convertido cada programa en un show donde tiene que haber mucho escándalo, tienen que pasar muchas cosas. Hay demasiada plata de por medio como para aburrir al espectador y permitir que se vaya a otra emisora. Por eso, la televisión está cada vez más enfocada en ofrecer carnaza, morbo y escándalo. Y no pasa solo acá, en la Argentina, sino en todo el mundo. De hecho, Estados Unidos lleva con ese mismo sistema de shows escandalosos desde hace décadas, y es obvio que algo se nos tenía pegar. Programas que solo buscan sacar las miserias de las personas, que se meten en la vida privada de los famosos, muchas veces con el consentimiento de estos, a cambio de un poco de plata o un laburo fijo en la cadena. Programas que no aportan demasiado, más allá de entretenimiento de usar y tirar.
Gran Hermano es uno de esos formatos que ha triunfado absolutamente en todo el mundo, convirtiendo un supuesto experimento sociológico en un circo a la vista de todos. Meter a varias personas en una casa durante un tiempo prolongado y ver cómo reaccionan entre sí. Olvidarse de la intimidad, porque todo es grabado, todo es captado. El formato nació en Europa a finales de los 90, y llegó al resto del mundo a lo largo de la década de los 2000, incluida nuestra nación. De hecho aquí también hubo una edición conocida como Gran Hermano Famosos, donde en lugar de desconocidos, los que entraban a convivir eran personajes reconocidos de la farándula argentina. Unos más que otros, todo hay que decirlo, pero estos famosos decidieron exponerse de esa manera, vender hasta la última de sus vergüenzas, con tal de obtener un poco de audiencia. Y lo consiguieron, desde luego. Para la mayoría, fue un impulso a sus carreras, e incluso revitalizaron sus trayectorias. Para otros fue más bien un punto de inflexión, un cambio que les hizo mirar de otra forma lo que estaban haciendo. Es el caso de Nino Dolce, uno de los concursantes más polémicos del programa, que venía de triunfar en la televisión erótica Playboy TV en Latinoamérica.
Quién es Nino Dolce
Su nombre real es Rómulo Tirri, y nació en Lanús en 1972. Desde bien joven mostró su gusto por el mundo de la farándula, y siendo todavía un pibe comenzó a trabajar en la noche, en diferentes antros y boliches. Era su hábitat natural desde que tenía uso de razón, así que siempre estuvo involucrado en todo lo que concierne a la fiesta nocturna. Alcohol, drogas, sexo… Aunque nunca se consideró un adicto, sí que ha llegado a tener problemas con ciertas sustancias, algo que le haría cambiar, llegados ya casi sus 40 años, para dejar atrás al personaje televisivo que había creado durante más de una década. Porque la fama de Tirri llegó a través de Nino Dolce, un supuesto chef italiano que preparaba suculentas recetas en directo, en un programa de cocina muy diferente.
Sus programas en PlayBoy TV
Tras una adolescencia bastante conflictiva, dando ya muestras de su carácter descarado y atrevido, Nino comenzó a buscar laburos como actor. Hizo algunas pequeñas colaboraciones, pero su verdadera oportunidad llegó a través de la cadena PlayBoy TV, que emitía para toda Latinoamérica shows de producción propia. Uno de ellos era La Cocina de Nino, donde Dolce dio vida a su personaje más conocido, una especie de chef italiano que cocinaba acompañado de bellas mujeres desnudas. El éxito del programa le permitió seguir trabajando para Playboy Tv durante varios años, haciéndose bien reconocido gracias a la Internet no solo en Argentina, sino también en España y toda Latinoamérica.
Nino siguió protagonizando programas como el Hotel de Nino, donde realizaba normalmente sketches de carácter sexual, acompañado de despampanantes mujeres totalmente en cueros. Al principio, el propio actor reconocía que no era demasiado profesional, y llegaba a manosear demasiado a sus compañeras, algo que ellas se tomaban con naturalidad. Luego, sin embargo, entendió que aquello era un show y debía ser un profesional también con ellas, para crear un ambiente de trabajo óptimo. Nino Dolce catapultó a Tirri a ser una celebridad en Argentina y eso le permitió tomar lugar en el programa de Gran Hermano, dedicado especialmente a los famosos. Fue una decisión que luego lamentaría, pero que en su momento le permitió hacerse aún más conocido.
Gran Hermano y director de pornografía
Dolce participó en 2007 en el reality show Gran Hermano Famosos junto a celebridades argentinas como Cintia Martinez o Lissa Vera. Allí, el chef sacó su vena más alocada, cogiendo el rol de fiestero y mujeriego que ya traía desde su participación en Playboy. Solo que ahora no estaba en una cadena erótica, sino en la televisión nacional. Dolce no pasó mucho tiempo en la casa, siendo uno de los primeros expulsados, y apenas estuvo tres semanas completas participando. Aquello le dio un nuevo impulso a su carrera, que cualquiera pensaría que sería positivo. Para él, sin embargo, fue un punto de inflexión, porque se dejó llevar demasiado por los focos y perdió el norte, según reconocería más tarde.
Su trabajo para Playboy Tv ya no era tan fluido, y en el año 2009, Dolce dio un paso más para intentar reverdecer los laureles de la fama. Se unió a Natacha Jaitt, otra argentina que también era conocida por sus producciones eróticas, y que había pasado por el Gran Hermano de España, para rodar una película porno que acabaría en sitios webs como ilove.porn. Ambos jugaron con la ambigüedad de si realmente aparecerían en la misma o no, algo posible ya que habían protagonizado escenas eróticas, aunque no explícitas. Finalmente, su papel era más bien de productores y directores, pero no participaron en ninguna de las escenas más explícitas de la película. Aquello, sin embargo, sí que tuvo mucha repercusión para sus vidas. Pero Nino sentía que algo no iba bien. Necesitaba un cambio, dejar atrás ese personaje que se había comido a su propia persona. Y lo hizo después de un viaje a la Amazonia peruana.
Su nueva vida en el judaísmo
El 2011 supuso una verdadera revolución en la vida del actor. Tirri estuvo varios meses en un retiro espiritual en la Amazonia, donde entendió la necesidad de dejar atrás su vida alocada y centrarse en ser la persona que deseaba ser. Tras volver, mostró su cambio en la televisión, dejándose ver totalmente renovado y distinto al Dolce que todos conocían. Nada de fiestas, nada de alcohol ni mujeres. Una vida tranquila que más tarde dedicaría por completo al estudio de la cábala, la ciencia religiosa judía. Tirri era judío de nacimiento pero nunca había sentido verdadera pasión por su religión hasta ese momento. Actualmente, el actor sigue viviendo tranquilamente, acudiendo a misa dos veces por semana y llevando un programa de radio en una mancomunidad. Nada que ver con el alocado chef que conocimos hace dos décadas en Playboy TV.